☀ La sociedad occidental es una sociedad tremendamente hedonista que busca constantemente el placer. La mayoría de nosotros invertimos buena parte de nuestro tiempo y energía la encontrar placer y evitar el dolor. Creemos que así seremos más felices. Sin embargo, pese al disfrute de placeres, la felicidad duradera continúa siendo desconocida para un gran número de personas.
¿Pero por qué el placer no se identifica con la felicidad? La razón es que hay una gran diferencia entre felicidad y placer. El placer es una sensación momentánea producida por algo externo - una buena comida, unas ganancias económicas, la práctica de actividades sexuales y así sucesivamente. El placer está relacionado con las experiencias placenteras de nuestros sentidos. Podemos confundir estas sensaciones positivas y placenteras con la verdadera felicidad, sin embargo, este tipo de “felicidad” no dura mucho tiempo, ya que es totalmente dependiente de acontecimientos y experiencias externas.
Asimismo, cuando se trata de placeres, el ser humano tiende a acostumbrarse, de modo que para seguir teniendo las mismas sensaciones placenteras es necesario más comidas, más dinero y más sexo, entre otras cosas - con el fin de sentir un placer similar. Como resultado, muchos se vuelven adictos a estas experiencias externas, necesitando más y más cantidades para poder seguir alcanzado una sensación efímera de la felicidad.
Esto no quiere decir que los placeres sean malos. Podemos y debemos integrar los placeres y las experiencias placenteras en nuestras vidas, pero siempre conociendo las diferencias entre el placer y la verdadera felicidad duradera.